Determinantes Políticos, Económicos y Sociales para la salud en la población mexicana en el período de 1910-1920.

Guía de lectura:


  1. ¿Cuáles eran las características de la población en México a finales del siglo XIX?
  2. ¿Cuáles fueron las causas políticas, sociales y económicas que provocaron la revolución mexicana?
  3. ¿Qué beneficios se obtuvieron con la revolución mexicana en el área de la salud?
  4. ¿Qué beneficios se obtuvieron con la constitución mexicana en el ámbito de la salud?

México ingreso al período independiente asolado por la insalubridad y por la propagación de enfermedades epidémicas. La población nacional entre la Independencia y la Revolución compartían el hecho de enfrentarse a la enfermedad de manera desigual, existían muchos agentes de la salud por ejemplo: médicos civiles o militares con titulo legal, parteras empíricas o reconocidas por las instituciones médicas y educativas, terapeutas tradicionales, así como tecnologías y terapéuticas específicas como: sangrías, ventosas, flebotomías inclusive cirugías, sin pasar por alto las prácticas de la automedicación y autoatención.

En el transcurso del siglo XIX el país tuvo un carácter eminentemente rural; se estima que más de las dos terceras partes de la población vivía en el campo, donde sobresalía la ausencia de la medicina diplomada y de las instituciones estatales de salud y donde era tenaz la persistencia de la medicina doméstica y de los saberes y prácticas heterogéneos y diversos relativos al arte de curar.

El año de 1910 (Garciadiego 2007: 41-49) es un año significativo por el nacimiento de México como un país contemporáneo fue un año en el que había proceso electoral y Porfirio Díaz se preparaba para su mecánica reeleccionista, practicada antes en seis ocasiones. Consideraba que el mayor desafío a su reelección seria un militar de su propio grupo, sin considerar que en realidad los que lo desafiaban eran las clases sociales modernas; los obreros y las clases medias urbanas. En esta ocasión tenía que enfrentar a un verdadero movimiento opositor teniendo como candidato a Francisco I. Madero.

Algunos hechos que hicieron significativo al 1910:

1.  
De tipo internacional, distanciamiento en los gobiernos de México y Estados Unidos a raíz de las simpatías del gobierno porfirista con el ex presidente nicaragúense.
2. Elementos diplomáticos y nacionales, caracterizado por la llegada del nuevo embajador estadounidense, quien en su discurso de presentación de credenciales abogó por un México de instituciones, postura que molesto a la cancillería mexicana y animó a los antirreeleccionistas y un segundo motivo ocasionado por manifestaciones antiamericanas en varias ciudades del país por el linchamiento en Texas de un joven mexicano.

 De los anteriores se deduce que Porfirio Díaz había dejado de ser un vecino confiable y el nacionalismo popular crecía.

3.  Cinco referentes a México 

  • La creación del partido nacional antirreeleccionista y la actitud de Francisco I. Madero como su candidato presidencial, el cual conto con el apoyo de las clases medias urbanas y las agrupaciones obreras. Al convertirse Madero en un oponente formal y único sufrió las presiones y agresiones gubernamentales, por ejemplo; se le acuso de delito comercial y se le aprendió al acusarle de proteger a uno de sus oradores. Por lo que tuvo que enfrentar las elecciones confinado en la cárcel, con lo que puede decirse que la democracia estaba aún lejos.
  • Con las anteriores circunstancias se llevaron a cabo las elecciones electorales con la clara derrota de Francisco I. Madero, lo cual era una evidencia de que no había posibilidad de cambios políticos mediante procedimientos pacíficos. 
  • Madero obtiene su libertad y encabeza un cambio de actitud y de estrategia, realiza junto con otros colaboradores un plan que convocaba a las armas para luchar contra Díaz. Sin embargo;  poco a poco se fue consolidando un movimiento armado con una naturaleza social diferente, otros principios ideológicos, objetivos distintos y una menor dependencia de Madero.
  • Brotes de violencia antes del mes de noviembre como evidencia de que la situación sociopolítica estaba cargada de conflictividad. 
  • La propiedad agraria dio lugar a que se unieran al movimiento armado varios grupos rurales populares, más preocupados en obtener tierras que la renuncia de Díaz. Es cuando aparecen Pascual Orozco, Francisco Villa y Emiliano Zapata. Con esto se paso de un movimiento opositor electoral a una revolución popular.
A estos motivos (Welti 2007: 152) podemos agregar la desnutrición que hacía más vulnerable a determinados grupos sociales y por tanto la enfermedad y la muerte eran condicionantes de diferenciación social que reflejaban un régimen socioeconómico excluyente para las mayorías y también generador de actitudes de inconformidad, que justificaban la participación de las masas desposeídas en movimientos revolucionarios, especialmente cuando los pobres percibían que su situación más común era morir a edades muy jóvenes.

La revolución de 1910 fue una revolución inesperada y nunca deseada por Madero. Pero 1910 fue mucho más que este intento de cambio político pacífico, pues fue el año en que grupos sociales drásticamente excluidos durante el Porfiriato presentaron sus numerosos agravios sociales.

La década de 1910-1920 ( Ávila 2007: 93) puede considerarse como período atípico alterado por la lucha armada, la desaparición del estado porfiriano y su orden jurídico, el colapso de las instituciones imperantes  y su sustitución por otras nuevas, la percepción y el ejercicio vital de las distintas clases y sectores sociales que se movilizaron y dieron forma a una revolución popular a través de la cual sus participantes se dieron cuenta de que el mundo de las certezas y de las condiciones creadas por el porfiriato se había derrumbado y puesto de cabeza gracias a la acción revolucionaria que se llevaba a cabo y que por consiguiente se estaba construyendo un nuevo país. Quienes hicieron la revolución provocaron transformaciones inmediatas, que afectaron a toda una generación; algunos cambios que iniciaron se fueron materializando en los años posteriores a la década revolucionaria con lo cual se dio el cambio del fortalecimiento del nuevo estado posrevolucionario, de sus instituciones y su relación con los sectores sociales. 

En la búsqueda por preservar la salud individual y colectiva se requirió de una prolongada y persuasiva campaña pública intervencionista. En México esa campaña tuvo un fuerte impulso a finales del siglo XVIII basándose en la teoría de "policía medica" en la que se asentaba que la riqueza de una población se basaba en la presencia de una población sana, numerosa y vigorosa. Sin embargo fue en el transcurso del siglo XIX cuando los programas estatales de saneamiento y de intervención ambiental adquirieron un papel preponderante en la vida nacional. Estos programas fueron alentados por la necesidad de contener la propagación de enfermedades epidémicas, como la fiebre amarilla, la viruela, el sarampión, el tifo y el cólera; enfermedades catastróficas que además de provocar la muerte o discapacidad de numerosas personas, desarticulaban la vida comunitaria e institucional y marcaron de manera profunda e indeleble la memoria colectiva de una población escasa, mal comunicada, eminentemente rural y profundamente heterogénea en lo social y cultural (Agostoni 2007: 77).

Para 1910 se llevo a cabo una exposición popular en la que se hablaba sobre los adelantos en salubridad e higiene hechos posibles durante el Porfiriato y que fueron realizados durante el siglo XIX a través de programas y campañas de salud pública predominantemente en zonas urbanas, por lo que las acciones de salubridad se concentraron de manera muy particular en transformar a la ciudad de México en un ámbito saludable e higiénico y a sus moradores en una suma de individuos sanos, vigorosos y trabajadores (Agostoni 2007: 84, 87).

Después de la fase armada de la revolución (1910-1920). 


Fue cuando se registro una gradual reorientación en las políticas estatales de salud, el cambio contempló la necesidad de establecer servicios sanitarios permanentes en el ámbito rural, donde la vigencia y el vigor de las prácticas de sanación alternativas a la medicina oficial eran mayoritarias y donde la medicina domestica y comunitaria era en la mayor parte de los casos, los únicos caminos a seguir para recuperar la salud o para prevenir la enfermedad (Agostoni 2007: 87).

En 1917 la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos estableció en su artículo 73, fracción XVI que las autoridades de salud dependerían directamente de la Presidencia de la República y que el Congreso de la Unión estaba facultado para dictar leyes sobre ciudadanía, naturalización, colonización, emigración, inmigración y salubridad en general de la República. Toda disposición que fuera emitida por el Consejo Superior de Salubridad (incluyendo las que le sustituyeran) tendría un carácter obligatorio a nivel nacional, disposiciones que contemplaron regular y uniformar en la legislación sanitaria de la República, vigilar la policía sanitaria de puertos, costas y fronteras; tomar medidas contra enfermedades epidémicas y contagiosas, así como difundir los preceptos y principios de la medicina preventiva entre las poblaciones urbanas y rurales.

Es decir; la constitución de 1917 hizo posible una intervención estatal en materia de salud que en términos legales supedito los intereses individuales y las soberanías municipales y estatales al poder central. La salud como un derecho social de los mexicanos fue un logro de la constitución de 1917, se retroalimento de las demandas que diversos sectores sociales habían expresado durante las décadas previas al conflicto armado; de las tendencias en materia de salubridad durante el gobierno de Porfirio Díaz, así como de los convenios, acuerdos y tratados internacionales relativos a la salubridad a los que México se adhirió durante las décadas finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX (Agostoni 2007: 88).

En 1918 se estableció un Departamento de Salubridad dependiente del poder Ejecutivo con jurisdicción a nivel nacional (Agostoni 2007: 80).

Durante el gobierno de Álvaro Obregón (Welti 2007: 160) se hizo el primer intento de crear el seguro social, enviando en 1921 al Congreso de la Unión la iniciativa de ley para su creación, la cual no se consolido por la oposición del sector patronal.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Agostoni Claudia "Enfermedad y persistencia de la medicina domestica (1810-1910) En: Alicia Mayer México en tres momentos: 1810-1910-2010. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM 2007.
  2. Garciadiego Javier “1910: del viejo al nuevo estado mexicano” ” En: Alicia Mayer México en tres momentos: 1810-1910-2010. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM 2007.
  3. Ávila Espinoza F. “Las transformaciones sociales de la revolución mexica” En: Alicia Mayer México en tres momentos: 1810-1910-2010. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM 2007.
  4. Welti Carlos “Instituciones y sobrevivencia. De la independencia al México actual” En: Alicia Mayer México en tres momentos: 1810-1910-2010. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM 2007.